Basilio,
rey de Polonia, aficionado a la astrología, consulta a los astros
sobre el destino de su hijo Segismundo, que acaba de nacer. Los
astros predicen que el príncipe humillara a su padre y oprimirá a
su pueblo.
Para evitar el cumplimiento de este mal presagio, basilio decide encerrar a su hijo en una torre solitaria, situada en un lugar salvaje y escondido. Segismundo crece prisionero e ignorante de su condición de heredero de un trono, pero un día el rey duda y se pregunta si los astros habrían tenido razón.
Entonces ordena trasladar a palacio a Segismundo. El príncipe se comportas como los astros habían predicho: ofende, atropella y mata: y como consecuencia de ello es devuelto a la torre.
El pueblo se levanta en armas y lo libera.
Cuando Segismundo vuelve a la corte para ocupar su trono, se comporta como un gobernador prudente y justiciero. De esta manera queda vencido el destino y se proclama el triunfo de la libertad que permite al hombre elegir entre el bien y el mal.
Para evitar el cumplimiento de este mal presagio, basilio decide encerrar a su hijo en una torre solitaria, situada en un lugar salvaje y escondido. Segismundo crece prisionero e ignorante de su condición de heredero de un trono, pero un día el rey duda y se pregunta si los astros habrían tenido razón.
Entonces ordena trasladar a palacio a Segismundo. El príncipe se comportas como los astros habían predicho: ofende, atropella y mata: y como consecuencia de ello es devuelto a la torre.
El pueblo se levanta en armas y lo libera.
Cuando Segismundo vuelve a la corte para ocupar su trono, se comporta como un gobernador prudente y justiciero. De esta manera queda vencido el destino y se proclama el triunfo de la libertad que permite al hombre elegir entre el bien y el mal.
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