Mariam es hija
de Yalil, un hombre de negocios de Herat que tiene tres mujeres y
nueve hijos legítimos, entre los que no se encuentra Mariam,
una harami,
fruto de los amores ilícitos con Nana, una de sus criadas. Nana y
Mariam viven apartadas de la familia de Yalil en una aldea cercana a
Herat y reciben una vez a la semana la visita de Yalil. Mariam vive
allí hasta los 15 años, acompañada del sufrimiento de su madre,
que la advierte en numerosas ocasiones del futuro desgraciado que la
aguarda. A los quince años, la fuerzan a contraer matrimonio con
Rashid, un hosco zapatero de Kabul que se ha quedado viudo, treinta
años mayor que ella. En un primer momento, Rashid le deja tiempo
para que se acostumbre, pero enseguida le deja claro que tiene que
ejercer su papel de esposa y tiene que empezar a hacer las tareas de
la casa y a cocinar. Del anterior matrimonio de Rashid nació un niño
que falleció ahogado en un trágico accidente; por ello, está
entusiasmado con la idea de volver a tener otro hijo. Aunque Mariam
queda pronto embarazada, sufre un aborto
natural y
su relación con Rashid da un giro drástico; éste deja de ser
cordial con ella, la maltrata física y psicológicamente y la viola
durante muchos años en los que Mariam sufre sucesivos abortos.
En la segunda parte se nos presenta a
Laila, una preciosa niña que vive en la misma calle de Rashid y
Mariam. Los padres de Laila provienen de la región de Tayik; Hakim,
un hombre abierto de mentalidad que ejerce de profesor en la escuela
y Fariba, que ya tiene otros dos hijos varones, Ahmad y Nur. Hakim
está volcado con la educación de su hija y espera que algún día
ésta pueda hacer algo por su país cuando sea mayor. Cuando Laila
tenía dos años, sus hermanos partieron hacia Panyshir para unirse a
los Muyahidín y luchar contra la ocupación Soviética de
Afganistán. Apenas tiene recuerdos sobre ellos, sin embargo la
obsesión de su madre hacia sus dos hermanos hace que Laila siempre
los tenga presentes. Fariba parece olvidarse de que tiene otra hija y
sólo piensa en sus dos hijos para los que hace planes de futuro
continuamente. La única compañía para Laila es su amigo Tariq,
alguien de quien los chicos del barrio se mofan porque perdió una
pierna en la guerra. Un día, Fariba recibe la terrible noticia de
que sus dos hijos, Ahmad y Nur, se habían convertido en shaheed o
mártires de la guerra y ya no volverá a ser capaz de reponerse de
esa pérdida. Mientras tanto, la relación de Laila y Tariq se
afianza cada vez más y se enamoran perdidamente el uno de otro. Tras
la victoria de los Muyahidín, la guerra civil llega a Afganistán y
Kabul comienza a ser bombardeado. Una de las amigas del colegio de
Laila fallece tras un ataque contra civiles en el que miles de casas
quedan destruidas. Ante esta situación, la familia de Tariq decide
abandonar Kabul y Laila se siente abatida por la inminente separación
que les depara esta decisión. Sin embargo, Tariq quiere estar junto
a Laila y le pide matrimonio para que puedan escapar los dos juntos,
pero Laila se ve obligada a rechazar su propuesta porque considera
que ella es la única esperanza que les queda a sus padres para
seguir adelante y no puede abandonarlos así. Esa misma noche se
despiden después de haber experimentado por primera vez el amor en
casa de Laila. Tan sólo diecisiete días después de la marcha de
Tariq y, a consecuencia de la enfermedad de Fariba, la familia de
Laila también decide abandonar Kabul e ir a un lugar más seguro.
Laila está entusiasmada con la idea de volver a ver a Tariq en algún
lugar de mundo, sin embargo, su sueño se ve frustrado cuando un
misil alcanza su casa y la destruye por completo. Laila consigue
sobrevivir pero se queda sin las personas que más le importan en el
mundo aparte de Tariq, sus padres.
Después del bombardeo en el que Laila
perdió a sus padres, Rashid pudo rescatar a la joven Laila de
aquella casa en ruinas y ésta se recupera en la casa que éste
comparte con Mariam. Un día, un hombre llamado Abdul aparece en
busca de Laila para comunicarle que había conocido a Tariq en un
hospital. Éste había fallecido tras haber perdido la otra pierna y
que, antes de fallecer, le pidió que la encontrara para decirle lo
mucho que la seguía queriendo. Mientras tanto, Rashid intenta
aprovechar la situación de la joven Laila y empieza a mostrarse
demasiado cordial con ella. Posteriormente, le ordena a Mariam que dé
a Laila una fecha límite para casarse con él, ya que le salvó la
vida y le haría un gran favor a la joven porque no tiene ningún
otro sitio a donde ir. Laila no duda en apresurarse a aceptar la
proposición de Rashid ya que presiente que está embarazada de Tariq
y no podría ser madre soltera en una sociedad como la afgana. De
esta manera, fingiría que el bebé es de Rashid y no podría haber
ninguna sospecha ante los ojos de los demás. En un primer momento,
Mariam no soporta la situación que está viviendo en su propia casa.
Ella no pudo tener hijos y la presencia de la joven y guapa Laila en
la casa, hace que se sienta aún más un mero estorbo. Pero Rashid
es, sin lugar a dudas, el único que consigue desprestigiar a su
primera mujer. Éste, tras enterarse del embarazo de Laila, comienza
a tratarla como una malika (reina) y a Mariam como una esclava que
debe saciar sus órdenes y las necesidades de Laila. Sin embargo,
cuando Laila da a luz a una niña, Rashid se vuelve terco y abandona
la cordialidad con la que había tratado a su segunda esposa. Aziza,
el bebé de Laila, siente desde el primer día el rechazo de su
supuesto padre. Es entonces cuando Mariam y Laila empiezan a
establecer una relación que les unirá de por vida. Una vez dejadas
atrás las hostilidades, se convierten en perfectas confidentes la
una de la otra y se vuelven tan inseparables como una madre de su
propia hija. Laila le confiesa a Mariam que estaba planeando
escaparse y que tenía unas monedas ahorradas que había conseguido
quitarle a Rashid del monedero. Ahora Laila quiere que Mariam le
acompañe en su aventura y se dirigen hacia Peshawar, en Pakistán.
Sin embargo, un hombre desconocido las traiciona y delata ante la
policía y, tras ser detenidas, son devueltas a la casa de Rashid.
Éste, furioso, amenaza de muerte y maltrata a las dos mujeres y a la
niña y las recluye en diferentes habitaciones sin alimentos, ni agua
durante varios días. Unos años más tarde, Laila vuelve a quedarse
embarazada. Esta vez será un varón quien, desde el primer momento,
acapara todas las miradas de su padre, Rashid, ya que incluso deja de
lado a la hija a la que nunca quiso, Aziza, y a sus dos esposas. En
esa misma época, los talibán se asientan en el poder en Afganistán
y todo queda manipulado por sus fuerzas; prohíben la televisión,
las películas y todos los libros, excepto el Korán. Las mujeres no
pueden trabajar, ni llevar la ropa que deseen, ni pintarse las uñas,
etc.; se ven relegadas a un plano que apenas existe en la sociedad.
Desde ese momento, la asistencia médica a las mujeres es inexistente
y, cuando llega la hora de que Laila dé a luz, las condiciones son
infrahumanas; el parto se lleva a cabo mediante una cesárea que
Laila tiene que sufrir sin anestesia porque el hospital no contaba
con ningún medio para proporcionarle. Sin embargo, a Rashid parece
no importarle, ya que, para él, el nacimiento de Zalmai es un sueño
hecho realidad.
Unos años después del nacimiento de Zalmai, una sequía se extiende sobre Afganistán y el hambre y la escasez de alimentos se hacen patentes entre la población. Además, la zapatería de Rashid queda destruida en un incendio y la familia queda sumida en la miseria. Ante esta situación, Rashid decide internar a Aziza en un orfanato. Laila protesta desconsoladamente pero es incapaz de evitarlo, por lo que tiene que resignarse y conformarse con intentar visitar regularmente a su hija. Sin embargo, la presencia de los talibán en las calles de Kabul dificulta las salidas de Laila, ya que, cada vez que sale sin la compañía de un hombre a la calle, estos la detienen, la maltratan y la devuelven con su marido. Un día, Laila recibe la visita de un hombre en su casa mientras Rashid está trabajando. Se trata de un hombre con una ligera cojera, sobre el que Laila no duda en abalanzarse tras reconocerle al primer instante, Tariq. La muerte de Tariq no había sido más que una artimaña de Rashid para hacer creer a Laila que el amor de su vida había fallecido. Ahora Tariq vive en Rawalpindi, después de haber presenciado la muerte de sus padres y de haber sufrido unos años encerrado en la cárcel. Laila le habla de su hija Aziza y de cómo Rashid la mantiene en un orfanato. Laila le pide que regrese al día siguiente para poder ir a conocerla. Ese mismo día, Zalmai le cuenta, inocentemente, a su padre que habían recibido la visita de un señor cojo. Rashid enfurece y golpea brutalmente a Laila con el cinturón mientras le confiesa que siempre supo que Aziza era una harami. Una vez en el suelo, intenta estrangularla pero Mariam consigue impedir que acabe con la vida de las dos y le asesta un golpe en la cabeza con una pala, dejándole muerto en el suelo. Cuando Laila cobra consciencia, ve a Rashid sin vida en el suelo; Mariam le pide que huya con Tariq, Zalmai y Aziza y que abandonen Kabul. Mariam no puede irse porque si encuentran el cadáver de Rashid, los talibán perseguirían a las dos mujeres durante el resto de sus vidas. Laila, muy a su pesar, escapa hacia Pakistán donde finalmente se casa con Tariq. Mariam, por su parte, decide entregarse a los talibán, confiesa el crimen y es ejecutada en público.
Unos años después del nacimiento de Zalmai, una sequía se extiende sobre Afganistán y el hambre y la escasez de alimentos se hacen patentes entre la población. Además, la zapatería de Rashid queda destruida en un incendio y la familia queda sumida en la miseria. Ante esta situación, Rashid decide internar a Aziza en un orfanato. Laila protesta desconsoladamente pero es incapaz de evitarlo, por lo que tiene que resignarse y conformarse con intentar visitar regularmente a su hija. Sin embargo, la presencia de los talibán en las calles de Kabul dificulta las salidas de Laila, ya que, cada vez que sale sin la compañía de un hombre a la calle, estos la detienen, la maltratan y la devuelven con su marido. Un día, Laila recibe la visita de un hombre en su casa mientras Rashid está trabajando. Se trata de un hombre con una ligera cojera, sobre el que Laila no duda en abalanzarse tras reconocerle al primer instante, Tariq. La muerte de Tariq no había sido más que una artimaña de Rashid para hacer creer a Laila que el amor de su vida había fallecido. Ahora Tariq vive en Rawalpindi, después de haber presenciado la muerte de sus padres y de haber sufrido unos años encerrado en la cárcel. Laila le habla de su hija Aziza y de cómo Rashid la mantiene en un orfanato. Laila le pide que regrese al día siguiente para poder ir a conocerla. Ese mismo día, Zalmai le cuenta, inocentemente, a su padre que habían recibido la visita de un señor cojo. Rashid enfurece y golpea brutalmente a Laila con el cinturón mientras le confiesa que siempre supo que Aziza era una harami. Una vez en el suelo, intenta estrangularla pero Mariam consigue impedir que acabe con la vida de las dos y le asesta un golpe en la cabeza con una pala, dejándole muerto en el suelo. Cuando Laila cobra consciencia, ve a Rashid sin vida en el suelo; Mariam le pide que huya con Tariq, Zalmai y Aziza y que abandonen Kabul. Mariam no puede irse porque si encuentran el cadáver de Rashid, los talibán perseguirían a las dos mujeres durante el resto de sus vidas. Laila, muy a su pesar, escapa hacia Pakistán donde finalmente se casa con Tariq. Mariam, por su parte, decide entregarse a los talibán, confiesa el crimen y es ejecutada en público.
En el año 2003,
casi dos años después de la caída de los talibán a manos de las
fuerzas estadounidenses, Laila y Tariq deciden volver a Afganistán.
Hacen una parada en el pueblo donde Mariam creció y encuentran un
paquete que Yalil, el padre de Mariam, había dejado allí año
atrás. Dentro del paquete había una cinta de vídeo con la película
de Pinocho y
una carta en la que explicaba lo arrepentido que estaba por haber
hecho que se casara con un hombre al que no amaba. Laila y Tariq
vuelven a Kabul y ayudan a restaurar el orfanato gracias al dinero de
la herencia de Mariam. Laila se convierte en la maestra del orfanato
y vuelve a quedarse embarazada. Esta vez, deciden que si es una niña,
llevará el nombre de Mariam.