Hace años, Greace estuvo a punto de morir devorada por una manada de lobos, sin saber porqué, un lobo de intensos ojos amarillos la salvó.
Desde entonces, todos los inviernos, Greace sale al porche de su casa y desde la distancia el lobo y la chica se observan. Cuando llega el verano, la manada desaparece y con ella su lobo.
Han pasado seis años desde entonces y ese año, Greace desea con todas sus fuerzas que el invierno no llegue nunca y que el otoño dure para siempre. Ha conocido a un chico, se llama Sam; es un chico normal excepto por sus ojos, son de un extraño color amarillo...
Si queréis saber el final, tendréis que leer el libro.